Sandía x 40
Nos gusta salir a pasear temprano los fines de semana por los alrededores de nuestra población. Este año hemos seguido con interés las evoluciones de un campo bastante grande (calculo unos 4.000 metros cuadrados) que ha sido cuidadosamente removido, abonado, alisado, plantado con plásticos protectores retirados al crecer la planta, redistribuidas las ramas de las plantas para poder pasar con el tractor a dar los tratamientos, y que al final ha producido una gran cosecha de sandías de varios tipos, todas ellas con un aspecto inmejorable.
Pues bien, esas sandías ahora mismo se están pudriendo en ese mismo campo.
Al principio pensamos que le había pasado algo al relativamente joven agricultor (algún sábado lo hemos visto trabajando) que le impidió recoger el fruto de tanto trabajo, pero el otro día vimos un programa por televisión donde se comentaba que, al precio que les pagan el kilo de sandía (5 céntimos!!) les sale más caro recogerlas que dejarlas en el campo. Se comentaba que en algún caso el precio final al consumidor multiplicaba por ¡40! el precio al productor.
No sé cuántos intermediarios hay entre este agricultor y los que compramos en una frutería o gran superficie, supongo que en ningún caso serán más de tres. Aún así si cada uno triplicara el precio de lo que adquiere no alcanzaríamos ese precio.
Es un derroche permitir que exista un proceso en el que tanto esfuerzo se eche a perder. Es posible que la solución pase por un etiquetado múltiple, en origen y en cada intermediario, seguramente por una limitación legal del precio de venta en función del de compra (uno diría que cargar un 50% debería ser más que suficiente, sobre todo si partes de un precio digno al productor) y no sé si alguna medida más para ser competitivos frente a los precios de importación. Desde luego, creo que la mejor lección de esta crisis es que hay que poner límites razonables al egoísmo humano. No se puede esperar de nadie que se 'autolimite' de forma justa el sueldo o el precio que paga o cobra si no lo tiene limitado legalmente.
No lo sé, pero desde luego en nuestra población los mejores coches y chalés son los de los intermediarios en fruta (que muchas veces la traen de fuera, supongo que para presionar aún más a la baja a los de dentro). Intermediarios que además no arriesgan prácticamente nada frente al riesgo que asume el agricultor con el clima, las plagas, la falta de mano de obra en un momento dado.. Y, si todo va bien, la crueldad de tener que dejar el producto pudriéndose por la bajada de precios.
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